La casa sin fin (VI)


¡No podía creerlo! Aún me encontraba en la casa.

Estaba en lo que parecía la sala de estar, pero aún seguía en el cuarto siete. Las caras de mis padres sonrieron aún más cuando me di cuenta del hecho. Por supuesto que no eran mis padres, no podían serlo, aunque lucieran exactamente igual a ellos.



La puerta marcada con el número ocho estaba justo atravesando el cuarto, detrás de los cuerpos mutilados. Sabía que debía moverme, pero en ese justo momento me di por vencido. Esas cabezas sonrientes se clavaron en mi mente y también me clavaron en el piso. Vomité una vez más y casi me derrumbé.

Entonces, el zumbido volvió.

Era más fuerte que antes e inundaba la casa de tal forma que las mismas paredes comenzaron a cimbrarse. Fue ese sonido el que me forzó a caminar.

Comencé a caminar lentamente, abriéndome paso hacia la puerta y los cuerpos. Apenas si podía mantenerme en pie, mucho menos caminar, y entre más me acercaba a mis papás más me acercaba al suicidio. Las paredes se sacudían con tal fuerza que pensé que todo se derrumbaría, y aun así sus torcidas sonrisas permanecían. Sus ojos me seguían con cada paso.



Cuando llegué a donde estaban, entre ambos cuerpos y apenas a unos metros de la puerta, las manos desmembradas comenzaron a arrastrarse hacia mí, sus ojos aún sobre mí.


El terror volvió a apoderarse de mí y, como pude, caminé más rápido. No quería escucharlos hablar. No quería escuchar las voces de esos cuerpos.

Apenas estaban abriendo la boca, con las manos a punto de colgarse de mis pies cuando, desesperado, prácticamente me arrojé a la puerta, la abrí y la azoté tras de mí.

Estaba en el cuarto ocho.

Ya tenía suficiente. Después de todo lo que me había pasado, sabía que sin importar lo que esta jodida casa pudiera mostrarme, vería la forma de sobrevivir y largarme. En esos momentos no le temía ya ni a las mismísimas llamas del infierno.

Infortunadamente, subestimé las habilidades de La Casa sin Fin.

Las cosas se pusieron más perturbadoras, más aterradoras y más innombrables en el cuarto número ocho.

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TheIronbird

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