Durante la vida, no hay persona que se escape de tener detractores. Por cualquier razón, no importa. A veces, tus talentos o tu alegría molesta a ciertas personas, a veces simplemente tu existencia, tu ser (triste pero así es).

Sin embargo, lo que muchos solemos hacer es guardar encono, o buscar una respuesta para cada ataque, o un mal deseo hacia otro mal deseo. Esto no solo es un círculo vicioso, sino que también es algo que nos enferma, al estar constantemente pensando en esa persona que no nos acepta.

La realidad es que no podemos ser queridos por todos y habrá siempre alguien con quien no podamos, por lo menos, congeniar. Pero lo que sí podemos hacer es no guardar rencores, ni acumular enojos. Sino perdonar.

Perdonar en serio, perdonar significa decir "no nos llevamos, pero no te deseo ningún mal, es más, que te vaya muy bien, y todo lo que haya pasado entre nosotros...TODO, está perdonado".

Eso, en el mejor de los casos, los aleja, pues se rompe el ciclo. Y en el caso de esta simpática frase del  gran Oscar Wilde, le entregamos el rencor y el veneno al que nos tiene mala voluntad. Nos quitamos ese peso al perdonar, y si el otro sigue en nuestra contra, solo se quedará con sus malas actitudes para sí. ¿Qué puede enfurecerlos más?.