Crédito del poema: Arjona Delia

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El destino me ha llevado por la senda de la educación, aunque ese no era mi propósito antes de salir de la escuela. Yo esperaba tener una vida llena de glamour en alguna agencia publicitaria o algo parecido, pero justamente fue una de mis profesoras la que me empujó hacia este camino. Mi querida y amada amiga Laryza.

Laryza fue de las pocas personas que en un momento muy oscuro de mi vida, me consideró un verdadero ser humano y me hizo sentir lo que era el amor incondicional de una amiga, me hizo sentir confianza en mí, reconociendo mis talentos y mi potencial. Me ayudó cuando me consideraba un mero instrumento o un esclavo de las circunstancias y me hizo ver que la vida va más allá. Me enseñó realmente a vivir, a quererme y a querer a los demás (¡y no es mandona!).

Así pues, ella no solo fue mi maestra de inglés en la universidad, fue mi maestra de la vida, y todos los días agradezco por tenerla a mi lado desde hace casi 15 años. Ella me hizo amar la docencia, y me consiguió mi primer trabajo dando clases.

Y heme aquí, 10 años después, feliz con mis alumnos y con mis compañeros, dando fiel testimonio de que, con que un profesor cambie la vida de UN SOLO ALUMNO, todo habrá valido la pena.