Guerra y oscuridad [2] - Los catedráticos



Xigbar era, junto con Vexen, el coordinador de ciencias. Su especialidad era, sin duda alguna la física, la astrofísica, la astronomía y lo relacionado al universo y a la materia desde el átomo hasta el universo mismo. Su carácter y manera de ser, sin embargo, distaba bastante de ser la de un "ratón de biblioteca". Hablaba con los alumnos casi como si fuera de la misma edad que ellos, aunque su cabello ya estuviera adornado con algunas canas que le daban una apariencia muy interesante, como si fueran rayos, a su largo cabello negro, que solía sujetar con una goma a forma de cola de caballo. Se sabía todas las malas palabras, los insultos e incluso los piropos (incluyendo los obscenos) que los alumnos utilizaban, sabía utilizarlos en el momento justo y oportuno o cuando departía con ellos, pero también podía ser un orador excelente. Era uno de los profesores más buscados, no solo por sus asesorías en física sino también por sus chistes, que contaba incluso en el salón de detención, asomándose en él, aprovechando que el maestro vigilante se distrajera.

Vexen, por otro lado, era muy diferente a su colega. Era más bien del tipo serio y algunos le creían un poco loco. Su risa era metálica, a veces le hacía parecer más viejo de lo que en realidad era. En ocasiones la mirada se le extraviaba en elucubraciones sobre algún tema, que solamente pensaba para él mismo. A veces en los corredores se le escuchaba hablando solo y riendo sobre alguna cosa que él mismo se había respondido. Pese a esto, muchos alumnos le admiraban y le respetaban, e incluso algunos disfrutaban seriamente sus extravagancias. No era tan abierto como Xigbar, pero también podía tener los salones repletos de personas que embobados, miraban como su maestro de Bioquímica resolvía tal o cual fórmula o les explicaba los componentes de tal o cual sustancia. 

Porque Vexen se especializaba, a diferencia de su compañero, en la química y la biología, así como también en las matemáticas, aunque no eran precisamente su fuerte. Su tema favorito era la clonación aunque dominaba todas las áreas, no solamente las científicas. A alumnos de todos los grados les impartía el seminario de investigación, otra de sus pasiones. Y a las muchachas les encantaba su largo cabello rubio y lacio, al punto que más de una buscaba hacerle confesar la fórmula que él utilizaba para mantenerlo tan radiante y hermoso.

Xaldin era, de los catedráticos, quizá el que menos apariencia tenía de profesor. Y no era para menos, pues tenía un modo muy particular de hablar, como arrastrando las palabras, pero siempre con una sonrisa. Esa sonrisa le granjeaba la confianza de sus alumnos, aunque también tenía un carácter fuerte. Cuando algo no le satisfacía, simplemente fruncía el seño, con sus cejas pobladas y extrañamente delineadas. Sus ojos azules, parecían refulgir cuando estaba molesto, y entonces la escuela misma parecía temblar. Era muy exigente y perfeccionista y disfrutaba enormemente su trabajo. Él coordinaba los aspectos tecnológicos en la escuela. Mecatrónica, Electromecánica, Termodinámica, Ingeniería. No se involucraba mucho en la ciencia dura como Vexen o Xigbar, sino que le gustaban los aspectos prácticos. Los talleres, las prácticas, especialmente en mecánica y robótica. Era muy activo, muy físico, lo que también lo llevaba a involucrarse mucho en el aspecto físico de los alumnos del instituto, así que también se le consideró como coordinador adjunto de las actividades deportivas, lo que disfrutaba enormemente. Nada era mejor para él que practicar los deportes, especialmente de los de contacto, con los alumnos de todas las carreras, edades y áreas, mientras sus rastas largas y negras de ébano volaban en el aire.

Finalmente, quedaba Lexaeus, el coordinador del área Humanística y las artes. Pocos creían que alguien de su físico y complexión fuera tan silencioso y reservado. Incluso se pensaba que era él y no Xaldin el encargado de los entrenamientos físicos. La realidad es que él era enorme, musculoso y su rostro era más bien tosco. Su cabello no parecía encontrar un lugar en su cabeza y su mirada era severa. Pero al hablar, cautivaba a los que le escuchaban, no solamente por el reflexivo y grave tono de su voz, sino por que si bien no era tan parlanchín como Xigbar, siempre era puntual y acertado en sus observaciones. Y su trabajo era muy bueno también. Siempre estaba dispuesto a dar consejo a sus alumnos y sobre todo buscaba que cada uno encontrara en las artes y las humanidades una fuerza interior, que no solamente les alimentara una vocación sino que alimentara el espíritu. Lexaeus sin duda era mucho menos popular que sus otros compañeros en cuanto a número de "Discípulos seguidores", sin embargo, aquellos a los que les encantaba la filosofía e incluso los alumnos más silenciosos y de más bajo perfil pero más altas notas, le seguían a donde fuera, incluso le acompañaban a los jardines para estudiar con él. Lexaeus a veces se sentía un poco ignorado por sus compañeros, pero eso no le impedía siempre estar presente para ellos y para sus estudiantes.
 
Uno de ellos en particular le había llamado mucho la atención, y quería comentarlo a Xemnas. La oportunidad llegó justo el día en que el mismo convocó a la reunión.




TheIronbird

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¡Gracias por darte una vuelta por mi blog y por comentar!

Licencia y Copyright

Todas las traducciones y adaptaciones, así como el fanfiction (escritos sobre personajes que no son de mi propiedad), tienen la licencia:
Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional.

Licencia Creative Commons


Todas las ilustraciones, diseños y escritos originales en esta página tienen todos los derechos reservados ©.