Hoy he descubierto algo espantoso de mÃ, y que no me habÃa dado cuenta cuánto me afectaba hasta hace un par de minutos.
Mientras estoy trabajando en la oficina, no hay cosa que me cause más estrés y desazón (qué dramatismo) que el sonido que hacen de un par de tacones. Me cae que es un ruido como sacado del más profundo recoveco del infierno. No sé por qué me pasa, pero mientras me encuentro en plena concentración leyendo y revisando los textos que me corresponden, ese maldito sonido hace que me punce el cerebelo, me den calosfrÃos, se me frunza el occipucio y se me pongan los nervios de punta.
Puede que la dueña de dicho instrumento del mal (los zapatos de tacón) sea alguien adorable y encantadora, pero eso no le quita nada al hecho de que, mientras estoy en mis labores, y los escucho, mis nervios se deshagan cual gelatina mal hecha y sienta un sudor frÃo.
Es eso o la locura se está apoderando definitivamente de mà (insisto, qué bonitas se ven las piernas femeninas con tacones, pero son un invento de algún demonio de las profundidades del abismo, si toman en cuenta cómo deforman los -de por sÃ- naturalmente lindos pies femeninos y el impacto que causan en las articulaciones de la rodilla).Lo más chistoso (o perturbadoramente extraño) es que dicho sonido no me afecta fuera del trabajo.
Mientras estoy trabajando en la oficina, no hay cosa que me cause más estrés y desazón (qué dramatismo) que el sonido que hacen de un par de tacones. Me cae que es un ruido como sacado del más profundo recoveco del infierno. No sé por qué me pasa, pero mientras me encuentro en plena concentración leyendo y revisando los textos que me corresponden, ese maldito sonido hace que me punce el cerebelo, me den calosfrÃos, se me frunza el occipucio y se me pongan los nervios de punta.
Puede que la dueña de dicho instrumento del mal (los zapatos de tacón) sea alguien adorable y encantadora, pero eso no le quita nada al hecho de que, mientras estoy en mis labores, y los escucho, mis nervios se deshagan cual gelatina mal hecha y sienta un sudor frÃo.
Es eso o la locura se está apoderando definitivamente de mà (insisto, qué bonitas se ven las piernas femeninas con tacones, pero son un invento de algún demonio de las profundidades del abismo, si toman en cuenta cómo deforman los -de por sÃ- naturalmente lindos pies femeninos y el impacto que causan en las articulaciones de la rodilla).Lo más chistoso (o perturbadoramente extraño) es que dicho sonido no me afecta fuera del trabajo.
Aahhh malditos tacones, el tic-tac de un oscuro mecanismo que me va a hacer perder la razón...
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